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martes, 5 de abril de 2016

Ni éxito ni fracaso en abril.

No entiendo las discusiones que están sucediendo entre los aficionados sevillistas en estos instantes, no concibo como a estas alturas de la temporada hay quien habla de éxito o fracaso. En todo proyecto los objetivos se deben cuantificar y temporalizar para poder realizar una evaluación final en el tiempo justo. Hablar a día de hoy de una temporada buena o mala es actuar de forma incoherente, no es correcto hacer un balance parcial basándonos en lo hecho hasta ahora cuando el reparto de premios se produce a mediados del mes de mayo. Es fundamental hacer balance en el momento adecuado porque podemos caer en un error de elevar a definitivo algo que no lo es a la altura de temporada que nos encontramos. 

A principio de la primavera no se ha conseguido ningún título ni clasificación para la competición europea, el Sevilla FC compite en tres campeonatos en la actualidad donde "sigue vivo", como gusta decir por esta tierra, con posibilidades de alcanzar el máximo premio posible en todos. Aunque esto no implica que se vaya a conseguir el preciado botín en la totalidad de torneos. Llegar a la final de la Copa del Rey o ganar la ida de cuartos de final de la Europa League, en este mes, no supone que la campaña sea triunfal, igual que ser séptimo en la liga tampoco es sinónimo de fracaso. Los exámenes parciales  no es un buen parámetro para elevar a definitivo la ganancia que se puede cosechar en el ocaso de las disputas, solo nos indica si el proceso discurre por el camino adecuado o por el contrario se aleja de los retos marcados.

Yo como sevillista, a primeros de abril, no considero como positivo lo agenciado por nuestro equipo porque las vitrinas siguen igual que ha comienzo del ejercicio actual, todavía, los profesionales que pasean el escudo de Sevilla por España y Europa no han conquistado nada, aunque estamos en una posición idónea para volver a reeditar fotografías de un pasado no muy lejano. Llegar a una final no supone ninguna distinción especial o alguien se acuerda en Middlesbrough de la noche de Eindhoven o en Getafe del día que La Castellana se convirtió en San Francisco Javier. Sin embargo, es de "paguita" utilizar el término fracaso para calificar el presente de esta plantilla y cuerpo técnico, cuando nos queda por delante una eliminatoria atractiva frente a los leones de San Mamés para volver a besar al primer amor de juventud y una final en el Calderón para gobernar la vieja Hispania.

Por lo tanto, seamos sensatos y disfrutemos de los capítulos que nos quedan para una vez echado el telón hacer recuento de lo acontecido. No gastemos fuerza en discutir lo que no tiene sentido y unamos el esfuerzo en llevar de nuevo al Sevilla FC a lo más alto posible que ya habrá tiempo de reír o llorar.

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