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viernes, 23 de octubre de 2015

La diferencia entre presente y pasado.

Una vez analizado, repasado y revisado de nuevo el partido por televisión del pasado miércoles, en Manchester, tengo más claro que el Sevilla FC ejecutó un buen partido, cumpliendo con las expectativas creada en función del nivel de la plantilla formada por los ejecutivos del club en la parcela deportiva. Los jugadores frecieron un rendimiento acorde a sus cualidades y el entrenador demostró tener el pleito en disputa bien estudiado y trabajado. Incluso si el aficionado se queda con el cambio de Mariano como la crítica final hacía Unai Émery se vuelve a equivocar de nuevo con el técnico Vasco, porque, ese cambio fue realizado con la intención de atacar por el perfil más débil del conjunto inglés, donde estábamos ganado la superioridad con Vitolo y Coke, el cual, no acertaba con el último centro. Hasta esa sustitución tiene argumentos defendibles por encima de los rebatibles.

Los tiempos han cambiados y los debates de épocas anteriores en el trabajo, el bar o la tertulia de amigos se han sustituido por un foro de opinión distinto las redes sociales. A la conclusión del partido, twitter era un escenario de litigio entre los defensores y detractores del entrenador que defiende nuestro escudo, porque eso es algo que no se debe dudar de un profesional, que ha ganado dos títulos para la entidad bautizada con el nombre de la ciudad más importante del Sur de España. Poner en tela de juicio la labor y sapiencia de Unai Émery es desnudar las carencias de cada uno en el plano futbolístico.

Siempre realizo la misma reflexión. En mi opinión el partido, jugado y planteado de forma  más nefasta por Unai Émery es el de Valencia en las semifinales de la Europa League, donde el miedo le pudo. Sin embargo, pocas fueron las críticas escuchadas por parte de la afición. Las únicas muestras eran de alegría y nadie, ese día, enjuició la mala gestión del capitán de la nave. Siguiendo el mismo criterio, defiendo la tesis que las criticas no existirían si el resultado final hubiera sido de empate. El Sevilla FC presentó en el campo de batalla todas las virtudes para ganar, en ningún momento, intentó defender un empate, constantemente buscó la victoria y no dio como bueno el botín del empate. Defendió, manejó la pelota y atacó buscando la mejor opción, siendo durante 90 minutos superior a un gigante del viejo continente.

La diferencia radica en el tiempo verbal mientras los aficionados utilizamos el pasado, Unai trabaja con el presente. Al manejar lo caduco conocemos lo sucedido y emitimos comentarios dependiendo de lo acontecido. Ojala tuviéramos la máquina del tiempo para cambiar el pasado o invertir el futuro. Sin embargo, eso solo sucede en la película Regreso al Futuro. Por lo tanto, no es cuestión de ser ni buen ni mal sevillista, ni querer más o menos al escudo. Todos nos acostamos dolidos con el resultado, lo único que unos son más objetivos que otros y no miran otros factores distinto a los que influyen en el campo de juego.

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