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jueves, 16 de julio de 2015

Un grande sin olvidar su pasado.

Hoy 16 de julio festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, es el día marcado en el calendario como la fecha de inicio del nuevo proyecto modelado y esculpido por la factoría comandada por Ramón Rodríguez Verdejo, el León de San Fernando, el hombre que lloró en Varsovia arrodillado mirando a los suyos, compartiendo la alegría en noche de victoria pero que no olvida la lágrimas derramadas en un rincón del Carlos Tartieres en tarde de desolación cuando la soledad del perdedor era su única compañera.

Monchi no nació sevillista pero se fusionó a una generación de aficionados que crecimos levantando títulos en nuestra ciudad, la vecina Huelva, Marbella, o la lejana Estella. Eran torneos de verano de aquellos que proliferaban en la década de los setenta, ochentas e incluso principio de los noventas que servían para ilusionar a los parroquianos. Cuantas campañas de abonados se fundamentaron en la conquista de estas copas, no existía un lema, ni un anuncio que conmovieran los corazones rojos, solo un trofeo estival que hoy al lado de las cuatro UEFAS parece insignificante pero tanta pasión levantó en época de necesidad.

Los niños que hoy superamos los cuarenta recordamos los goles de Scotta y Francisco al eterno rival,  Bertoni a la Real Sociedad en el año 1981, López, Santi, Magdaleno y Pintinho al PAOK, López y San José en propia puerta en el Bernabéu, Cholo, Suker y Polster en el Nou Camp, Suker al Olympiakos,  Tsartas y Quevedo al Villareal o Inti Podestá como lo de los títulos porque esas batallas ganadas, para nosotros, tenían rango de finales. También conocimos derrotas amargas en Portugal  frente al Sporting de Lisboa en UEFA con el gol en el último minuto de Antonio Álvarez en propia puerta o el robo de García de Loza en Nervión frente al Real Madrid de la Quinta del Buitre en 1986.
 
Puede que para muchos de mis contemporáneos estos recuerdos se encuentren encerrados en un trastero  lejano de su memoria con difícil accesibilidad. Sin embargo, yo los tengo muy presente, siempre, porque nunca debemos olvidar de dónde venimos para saber lo grandes que somos en la actualidad. Igual que Monchi no deja cicatrizar las heridas del 1 de junio de 1997, yo cada 3 de junio celebro el gol del uruguayo que nos dio el ascenso con Caparros. El técnico utrerano comenzó la cimentación de coloso actual que con el tiempo permitió los goles de Puerta, Luís Fabiano,  Maresca,  Renato,  Kanoutte,  Adriano,  Capel,  Navas,  Gameiro, Krycho o Bacca.
 
Por lo tanto, yo entiendo las palabras de Wellington, jugador del Málaga, ganar al Sevilla FC en los tiempos que corren es derrotar a un grande de España y Europa y tendrá la aureola de premio grande.
 
 

    

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