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lunes, 11 de agosto de 2014

Motivación y confianza.

Como cada lunes tratamos en este espacio un tema relacionado con la educación. En el artículo de hoy voy a plantear  una de las cuestiones que más me preocupa y me crea grande debates internos para obtener soluciones que beneficien a los alumnos. Según los medios de comunicación basados en resultados aportados por la Consejería de Educación el índice de fracaso escolar en la etapa de secundaria en nuestra Comunidad Autónoma es alto, un gran número de estudiantes renuncian a seguir con los estudios abandonando el sistema educativo, integrándose en el mundo laboral con la rémora de la falta de formación.

Después de largas reflexiones, he llegado a la conclusión que en educación no tenemos definido ni concretado en cada fase del proceso de formación del estudiante las pautas a seguir y las necesidades que deben ser cubiertas para obtener un grado alto de satisfacción en la evolución de los alumnos. No asumimos que cada individuo debe cumplir un ciclo evolutivo, donde no podemos saltarnos ningún eslabón de la cadena, no se puede acelerar el proceso, dejando de lado aspectos importantes sobre los cuales se deben de cimentar los pilares que ayudará alcanzar la meta final.

Después de quince años como profesional en la etapa de secundaria, me da la sensación que una gran parte de los profesionales no entienden que estamos en un periodo de formación. En estos cursos caemos con frecuencia en el error de dar más importancia a los contenidos frente a otros parámetros fundamentales que se deben de potenciar. En este tramo es imprescindible fomentar en los alumnos el gusto por los estudios que ellos comprueben por si mismo que en la vida es primordial encontrarse preparado para asumir cualquier reto posterior y esto solo se consigue adquiriendo la máxima formación.

Es conveniente e ineludible trabajar con los estudiantes la motivación y la confianza. Si analizamos los dos términos- La motivación es definida por algunos autores como " los factores o determinantes internos que incita una acción". Se puede decir que es un estado interno que guía el organismo hacia alcanzar los objetivos propuestos. El estudiante motivado presentara una gran interés y tendrá voluntad para resistir y salvar cualquier contratiempo que se presente no desistiendo de su intención de formarse. Por otra parte, la confianza está relacionada con la seguridad que presenta la persona para conseguir los logros formulados. El alumno se debe sentir seguro de sí mismo porque eso le dará firmeza y eficacia en el planteamiento o desarrollo de cualquier actividad propuesta. Motivación y confianza son por tanto los apoyos fundamentales que soportarán los pedestales posteriores que se irán colocando conforme se avance en el proceso de aprendizaje. Si conseguimos estudiantes que posean estas dos virtudes al final de la Secundaria, estaremos contribuyendo al descenso del fracaso escolar.

En este punto, juega un papel fundamental el educador que es el encargado de fomentar y transmitir estas dos cualidades a los estudiantes. Ellos deben apreciar o tener la sensación que el profesor exhibe y manifiesta estas dos características en el desarrollo de su labor, puesto que es imposible transferir algo que no se posee. El alumno tiene que percibir que el maestro ama su profesión y se encuentra seguro de las lecciones que comunica en el aula.

En conclusión, la secundaria es una etapa de formación donde el alumno tiene que enamorarse del aprendizaje y la formación, donde es vital adquirir motivación y confianza.





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